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Pulp derrocha clase en Kobetamendi

Los veteranos del britpop brillan en la jornada inaugural de la decimonovena edición de festival Bilbao BBK Live, donde también destacaron Mirua, Michael Kiwanuka y el dúo argentino CA7riel y Paco Amoroso.
Pulp Bilbao BBK Live
Jarvis Cocker, líder de Pulp, anoche en Bilbao. Foto: Sergio Albert.

En su acepción menos marxista, clase es una palabra difícil de concretar, de significado difuso y mutable en base a las experiencias, conocimientos o circunstancias de cada persona. Pues bien: propongo, en pos del consenso, que a partir de ahora se ilustre la definición de esa palabra con el concierto que la banda británica Pulp, cabeza de cartel de la primera jornada del festival Bilbao BBK Live, ofreció anoche en Kobetamendi.  

No está muy claro qué define la clase, el estilo, la elegancia, la distinción, pero su síntesis no distará mucho del saber estar, del carisma y de la conexión con el público de la que hizo gala anoche Jarvis Cocker, cantante y líder de los de Sheffield, sobre el escenario Nagusia durante algo menos de noventa minutos.

En la semana en mayúsculas de la música británica (el fin de semana pasado se despedían Black Sabbath en Birmingham y volvían a los escenarios Oasis), Pulp encabezó, con nuevo disco bajo el brazo (los nuevos temas no desentonan en el repertorio antes sus clásicos, y eso es mucho decir), el desembarcó de grupos y artistas de las islas en Bilbao de la mano del Bilbao BBK Live: English Teacher, Michael Kiwanuka, Raye, Heartworms, Fat Dog… 

Pulp en el Bilbao BBK Live. Foto: Sergio Albert.

Desde el comienzo con “Spike island”, canción que abre More, su primer disco en 24 años, hasta el final con su celebradísimo y alargado clásico “Common people”, un teatral e histriónico Cocker comandó el 569º concierto de la banda británica, que se despidió del público bilbaíno tras un tramo final de pop imbatible con la nueva “Got to have love”, al nivel de sus clásicos como “Disco 2000”, “Babies” y la propia “Common people”. 

Tras la contención rítmica de Pulp, tomó el testigo el grupo perfecto para este festival y este momento. Ca7riel y Paco Amoroso llevaron el desparrame al escenario San Miguel con su funk canalla, ejecutado por una banda espectacular. 

Ca7riel y Paco Amoroso. Foto: Sergio Albert.

El dúo argentino repasó sus dos discos, Baño María y Papota, y el público bilbaíno se entregó sin reservas a los ritmos de “Dumbai”, “Baby gangsta”, “Impostor” o “Mi deseo”, impulsada por esa línea de bajo que no te suelta hasta rendirte.

Comienzo con sello vasco

Eider Saez ha sido la primera artista en vestir Kobetamendi con su música, tras un notable retraso (una hora) en la apertura de puertas. La cantante de Lazkao ha presentado en la carpa su disco Nola aldatu gara? acompañada de un trío de guitarra, bajo y batería ante un todavía escaso público, que ha acogido con curiosidad sus canciones pop, absolutamente correctas pero sin demasiada sustancia melódica o rítmica y quizás un poco sobreproducidas para el formato cercano en el que se desarrolló el directo. 

Eider Saez. Foto: Maitane Campos.

Mirua, por su parte, pudo recoger algo más de público en su concierto en el escenario San Miguel, notablemente más accesible. El trío, acompañado en escena por el percusionista Manu Gaigne, desgranó su primer disco, el reciente Miruenea (Oso Polita, 2025).

Mirua. Foto: Sergio Albert.

Mirua acertó a la hora de presentar su mezcla de folk, electrónica y armonías vocales, y canciones como “Zazpiak bat” (con homenaje incluido a los zapatos claveteados usados como percusión por Leturia), “Loreak mendian” (con el apoyo de Hofe sobre el escenario), “Morroxko” y “Salda badago”, que recupera esquemas trikipop, provocaron, bajo un sol de justicia, los primeros bailes de la jornada.  

La transición hacia el anochecer fue amenizada por el garage rock y el indie de unas Hinds a las que el escenario Nagusia, al que llegaron de rebote tras la cancelación de última hora del concierto de Wunderhorse, no se les hizo nada grande.

Destacó, también por la tarde, la propuesta de la catalana Maria Arnal, que tras dejar atrás el delicado e innovador folk facturado junto a Marcel Bagés, presentó una colección de canciones aún inédita en la que su portentosa voz se ve acompañada de oscura electrónica. 

Maria Arnal. Foto: Sara Irazabal.

Respaldada por una pantalla con proyecciones y acompañada de cuatro bailarinas que facturaron durante todo el concierto medidas coreografías, la vanguardista propuesta de Arnal tuvo que pelearse con el sol de frente en el apartado visual y con un indisimulado murmullo en lo sónico.

Celestial Kiwanuka

El soulman británico Michael Kiwanuka encaminó la primera noche del Bilbao BBK Live con un sensacional concierto de ritmos cadenciosos y su voz envolvente. Después de una tarde en la que los músicos de acompañamiento sobre el escenario brillaron en general por su ausencia, Kiwanuka apareció rodeado de batería, percusionista, guitarrista, bajista, teclista, tres coristas, violinista y cellista. 

Michael Kiwanuka. Foto: Sergio Albert.

“One more night”, segunda pieza de una noche especial, la emocionante “I’m a black man in a white  world” y “Hero” comenzaron a mostrar por dónde se movería un concierto precioso que, con toques de misticismo por parte de su conductor, rozó la excelencia en su hora de duración y dejó momentos sublimes: la interpretación de “Home again” con Kiwanuka a la voz y la guitarra acústica acompañado de los dos músicos de cuerda pasará a la colección de momentos históricos en Kobetamendi.

Hoy, viernes, más. 

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