Guerra Rusia - Ucrania
Los sondeos apuntan a un cambio de ciclo en Polonia con un gobierno proeuropeista
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Al menos 51 muertos tras un ataque ruso contra un pueblo de Járkov
Zelenski apela en Granada a la unidad y pide más defensas aéreas para afrontar el invierno
Aviso a Ucrania, desde Estados Unidos
En Washington la ayuda militar a Ucrania no es ya una cuestión de política exterior, sino un asunto de lucha partidista interna. Ello podría tener consecuencias también en Europa.
No es sorprendente que esta ayuda militar a Ucrania se haya convertido en los últimos días en la manzana de la discordia en la lucha por el poder dentro del Partido Republicano, y que supera el marco de las negociaciones sobre el presupuesto federal.
Hasta ahora, la ayuda Occidental a Ucrania ha estado liderada por Estados Unidos. Los europeos han sido militarmente más débiles para ayudar solos a Kiev frente a la invasión rusa. Cuando algunos estados de la UE, como Hungría y ahora probablemente también con el nuevo gobierno populista de Eslovaquia, se han desvinculado de la alianza con Kiev, se ha debilitado la posición de Bruselas en la esfera internacional. Pero lo realmente crítico seria que Estados Unidos suspendiese su ayuda a Ucrania.
Todavía no se ha llegado a ese punto. Pero el conflicto interno entre los miembros conservadores del Partido Republicano, que piden que esa ayuda a Ucrania sea destinada a proteger la frontera estadounidense con México, y el presidente de la Cámara de Representantes, del mismo partido, alberga ese riesgo, sobre todo si se tiene en cuenta que el debate está influido entre bastidores por Donald Trump. Lo más probable es que se llegue un acuerdo entre los centristas del Partido Republicano y el Partido Demócrata para seguir ayudando a Ucrania, a cambio de algunas medidas para reforzar la frontera sur del país.
En cualquier caso, la ayuda a Ucrania comienza a generar dudas también entre algunos aliados europeos de Kiev, como se ha visto en la reciente campaña electoral de Polonia. Y si Donald Trump volviera al poder en EE.UU., hasta la propria existencia de la OTAN estaría en cuestión, ya que el expresidente norteamericano ha vuelto a criticar la escasa contribución que los países europeos realizan a la Alianza Atlántica.
Zelenski pide más ayuda en el Congreso de EE. UU.
Se trata de proyectiles de defensa antiaérea tipo ATACMS de un alcance de 300 kilómetros. Hasta ahora, Estados Unidos ha sido reticente al envío de ese tipo de armas, debido a las consecuencias de un eventual ataque de Ucrania en suelo ruso.
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EE. UU. y Europa priorizan sus relaciones con los países en vías de desarrollo en el G-20
En la recién acabada cumbre del G-20 en Nueva Delhi (India) EE. UU. y Europa han priorizado su colaboración con los países en vías de desarrollo por encima de nuevas muestras de solidaridad con Ucrania.
No son de extrañar las quejas de Ucrania por la falta de una condena explícita a Rusia en el documento de conclusiones de la cumbre. Con ello y para salvar la cumbre, Occidente ha estado dispuesto a pagar un precio, es decir, la no condena de Rusia por la invasión de Ucrania. Cosa que no ocurrió en la cumbre del pasado año celebrada en Bali (Indonesia).
En el mundo real tal redacción no tiene prácticamente efectos, ya que nadie pone en duda el apoyo de Occidente a Ucrania.
Aunque el propio Occidente ha demostrado en Nueva Delhi que el G-20 no es actualmente un lugar para proyectos estratégicos realmente importantes; el proyecto de infraestructuras presentado en la cumbre para Asia y Oriente Medio es un proyecto alternativo a la Nueva Ruta de la Seda puesta en marcha por Pekín y que para EE. UU. y Europa tienen como objetivo vincular más estrechamente a la anfitriona, India, con Occidente. Con ello la existencia del G-20 está asegurada, pero su importancia aun no.
La inclusión de la Unión Africana podría hacerla más atractiva y evitar que el grupo BRICS, dominado por China, gane peso.
El hecho de que este y otros grupos de estados tengan un papel creciente en la política mundial es una señal de que las Naciones Unidas están perdiendo peso. Su problema no es solo el del Consejo de Seguridad, donde el poder de veto de los cinco grandes impide a menudo decisiones importantes. En un mundo multipolar la ONU no es ya el lugar para una colaboración global.