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Escocia: una oferta que llega demasiado tarde

Los tres principales partidos británicos han ofrecido Escocia una capacidad mayor para recaudar impuestos y para decidir cómo gasta el dinero.

Dos años les ha costado a los tres principales partidos de Londres hacer una oferta concreta de autonomía a Escocia; los dos años que hace que se convocó el referéndum. Y lo de "concreta" es discutible, todavía hay muchos puntos imprecisos.

Cuando los primeros ministros del Reino Unido y de Escocia, David Cameron y Alex Salmond, negociaron las condiciones del referéndum escocés, Salmond quería incluir dos preguntas en el referéndum. Una sobre la independencia; la otra sobre una autonomía reforzada, con más poderes fiscales. Cameron exigió jugársela al todo o nada, sí o no a la independencia, y Salmond aceptó el envite.

Escocia tiene ahora competencias en materias de educación, sanidad, medio ambiente, vivienda y cultura. Es una autonomía amplia, pero con muy poca capacidad fiscal. Los presupuestos escoceses dependen al final del dinero que transfiere Londres. Por eso, en el fondo es una autonomía menor que la que tiene, por ejemplo, Euskadi.

Lo que proponen ahora los tres principales partidos británicos es dar a Escocia una capacidad mayor para recaudar impuestos y para decidir cómo gasta el dinero de esos impuestos. Eso permitiría a Escocia mantener la gratuidad de la enseñanza universitaria e impedir la privatización de la sanidad, por ejemplo.

Es una oferta que puede ser atractiva para muchos escoceses, pero que para muchos otros llega demasiado tarde.

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