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Libia camina hacia la anarquía

Desde el derrocamiento de Gadafi, pronto hará tres años, Libia no ha conocido la estabilidad, pero ahora además corre el riesgo de una guerra civil.

Desde el derrocamiento de Gadafi, pronto hará tres años, Libia no ha conocido la estabilidad, pero ahora además corre el riesgo de una guerra civil. Las diferentes milicias que participaron en la caída de Gadafi han seguido manteniendo sus posiciones en algunas regiones del país y no han reconocido del todo la autoridad del Gobierno central.

El Gobierno de Trípoli, por no controlar, no controla ni la exportación de petróleo. Hace dos meses se produjo un incidente grave cuando una de esas milicias vendió por su cuenta la carga de un petrolero y el Gobierno no fue capaz de recuperarlo; tuvo que ser un comando especial de la Marina de Estados Unidos el que interceptase el petrolero en alta mar para devolverlo a las autoridades libias. En las elecciones celebradas tras la muerte de Gadafi, ganaron los islamistas, pero sin mayoría suficiente para gobernar en solitario. Desde entonces, se han sucedido tres primeros ministros. El Parlamento, en el que los islamistas son la primera fuerza, tenía que haber sido disuelto para dejar paso a una Asamblea Constituyente, pero los parlamentarios se empeñan en seguir en funciones.

Esa ha sido la excusa utilizada por un general jubilado, Jalifa Hifter, para organizar su propia milicia. Hifter tiene un pasado oscuro. Ayudó a derrocar a Gadafi, pero no consiguió su objetivo de ser nombrado primer ministro. Estuvo exiliado en Washington, y de ahí las sospechas de que tiene alguna relación con la CIA. Su milicia asaltó el Parlamento el pasado domingo y además atacó una sede de Ansar Al Sharia, grupo ligado a Al Qaeda, en Bengasi.

Varios países vecinos están evacuando sus embajadas porque temen que Libia se va a instalar en la anarquía.

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