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Brasil: los corruptos eran ellos

Eduardo Cunha está en la cárcel, condenado a 15 años por corrupción. Cunha era presidente de la Cámara de Diputados y fue el que puso en marcha el impeachment de Rousseff.

Hace un año, el Parlamento de Brasil destituyó a la entonces presidenta, Dilma Rousseff. Fue una conspiración política de los adversarios del Partido de los Trabajadores. Si se juntaban, disponían de mayoría parlamentaria suficiente para echar a Rousseff. Tenían que encontrar algo que justificase el juicio político.

No consiguieron encontrar pruebas de que Rousseff estuviera implicada en los escándalos de Petrobras, la empresa petrolera estatal; sí encontraron unas manipulaciones en la contabilidad de los presupuestos del Estado para esconder que el Gobierno gastaba más de lo que recaudaba. Una práctica que era habitual en casi todos los gobiernos brasileños.

Ya entonces muchas voces avisaron de que los que estaban destituyendo a Dilma eran más corruptos que ella y de que ellos sí que estaban metidos en el robo de dinero público. Efectivamente, Eduardo Cunha está en la cárcel, condenado a 15 años por corrupción. Cunha era presidente de la Cámara de Diputados y fue el que puso en marcha el impeachment de Rousseff.

Y respecto a Michel Temer, el que la sucedió como presidente, había muchas sospechas, confirmadas ahora cuando hay pruebas de su corrupción.

Todo esto ha dejado a Brasil por los suelos, con la economía en caída libre y con la gente cada vez más harta.

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