El juez ordena prisión provisional para el agresor de la hija de Sara Majarenas

El tribunal de Valencia que se encuentra juzgando desde este martes al agresor de la hija de Sara Majarenas, expareja de la expresa, ha ordenado que el acusado ingrese en prisión provisional hasta el próximo 16 de octubre, fecha en la que se reanudará el juicio, con la última sesión del mismo, ante el riesgo de fuga del hombre y la contundencia de lo escuchado en las dos sesiones que se han llevado a cabo.

De esta manera, el acusado regresa a prisión, ya que estuvo encarcelado de manera preventiva hasta febrero de 2019, momento en que se cumplieron dos años desde que se registraron los hechos.

Admitió el ataque

El martes, el acusado, de 52 años y nacionalidad griega y origen etíope, admitió que acuchilló en enero de 2017 a la hija que tenían en común, de dos años y medio en aquel momento; el acusado declaró que sus entonces suegros le "presionaron" para que intentara matar a la niña, a la que asestó dos cuchilladas pero que pudo sobrevivir tras pasar más de un mes en el hospital.

Dijo estar arrepentido por ello, mientras que Sara Majarenas, que declaró por videoconferencia desde Euskadi, lamentó que este episodio ha sido "la pesadilla" de su vida, y argumentó que su expareja quería hacerle "daño".

La expareja de Majarenas defendió que actuó de este modo porque sufría "amenazas" y "presiones" por parte de la familia de Majarenas: "Los familiares me presionaron para que cometiera este delito. Hasta hoy en día estoy pensando cómo lo he hecho. Me arrepentí en el momento", expuso, al tiempo que reconoció los hechos, pero dijo no recordar "nada" de lo ocurrido.

Sara Majarenas, que declaró por videoconferencia como testigo, explicó que desde el principio de sus seis años de relación sentimental el acusado "tenía ataques de ira y agresividad y lo pagaba con silencios de uno o dos meses". Detalló que, cuando llevó a cabo el ataque, él le llamó profiriéndole amenazas, y seguidamente escuchó "un grito desgarrador" de su hija, que cree que se corresponde con el momento en el que su padre la estaba acuchillando. "Hubo un silencio. Decía algo de 'se está muriendo, se está muriendo'", relató.

Majarenas negó que sus padres presionaran de ningún modo al agresor. "Estuvo viviendo en casa de mi padre, le ayudó en todo lo que pudo".

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