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DURANGOKO AZOKA

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Palabras que dibujan la silueta del vacío

Harkaitz Cano y Eider Rodriguez han presentado hoy, en el tercer día de Durangoko Azoka, “Silueta” y “Dena zulo bera zen”, dos muy diferentes ejercicios literarios que habitan grietas, que ocupan abismos. 

"Dena zulo bera zen" eta "Silueta" liburuak

La literatura sirve para identificar y delimitar vacíos, tanto interiores como relativos al mundo exterior: dibuja las siluetas que los rodean y, en la medida en que los conocemos y los asimilamos, nos reta a saltar a su interior o tratar de llenarlos; sirve para mover y remover.  

Precisamente, dos libros presentados consecutivamente hoy, tercer día de la cita, en el espacio Ahotsenea Literatura de Durangoko Azoka, Silueta de Harkaitz Cano y Dena zulo bera zen de Eider Rodriguez (ambos publicados por Susa), comparten el vacío como origen y como casi único punto en común.

Silueta es un libro formado por 31 críticas ficticias escritas sobre un libro que nunca ha existido ni existirá –es decir, sobre un vacío–, mientras que la colección de seis relatos de Eider Rodriguez se sustenta sobre esos íntimos pero compartidos huecos que nos obliga a tapar, que no a rellenar, esa normalidad simulada a la que hemos convenido llamar vida.  

En el acto de presentación de este mediodía, Cano ha explicado a preguntas del escritor Beñat Sarasola que la idea de Silueta nació hace 15 años: recopilaría en un libro críticas inventadas sobre un libro que ni existe ni ha existido jamás (conocía precedentes como Vacío perfecto -el vacío, de nuevo-, de Stanislaw Lem), pero necesitaba un acicate temático que le ayudara a sostener la genial idea. Le vino, entonces, a la cabeza la idea del secuestro: “No sé por qué no hay más libros sobre secuestros, teniendo en cuenta que lo hemos vivido muy de cerca”, ha explicado. 

Harkaitz Cano idazlea eta Beñat Sarasola kazetaria, Durangoko Azokan

Sobre esos pilares, Cano ha escrito 31 críticas, tantas como recibió Bide barrijak de Lauaxeta, sobre un libro que ni siquiera esbozó y con las que ha construido una “novela trampa” que despliega “un catálogo de ideas sobre la literatura”.

Dena zulo bera zen

Si existe un género menospreciado dentro de ese catálogo de la literatura del que hablaba Cano, es el de los cuentos o relatos (además del teatro y la poesía, empequeñecidos ante la tiranía de la novela), pero Eider Rodriguez ha querido reivindicarse, en la presentación de este mediodía, precisamente como escritora de relatos.

“Reivindico los relatos, con un aire de resistencia. Se trata de un género que queda fuera de la lupa en las instancias literarias, pero, por ejemplo, a mí me permite hablar de muchas más cosas que una novela”, ha explicado la escritora de Errenteria al periodista y escritor Iñigo Astiz.

Iñigo Astiz kazetaria eta Eider Rodriguez idazlea, Durangoko Azokan.

Los seis relatos de Dena zulo bera zen son precisos y –que no pero– emocionantes artefactos que hablan sobre lo que ocurre “aquí y ahora”, y muestran “cosas, verdades, preocupaciones, contradicciones, que no acostumbran a ver la luz”, en un ejercicio coherente con una forma de estar en el mundo y en la literatura.

“Los agujeros, los vacíos, las cicatrices, nos muestran quiénes somos”, afirma Rodriguez: “En el día a día, avanzamos haciendo caso omiso de todo ello, como si no fuéramos capaces de ver nuestras grietas. Pero la literatura ejerce un contrapeso contra esa inercia”.  

La literatura nos dibuja una silueta en torno al vacío; es a nosotras y a nosotros a quienes nos corresponde mirar hacia dentro, aunque no sea para completarlo, sí para comprobar cuán oscuro es. 

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