Oihane Amantegi: "Me han agradecido mostrar el dolor y la muerte desde la dulzura"
“Porque también somos lo que hemos perdido”. Esa frase, dedicatoria del director Alejandro González Iñarritu a su hijo fallecido prematuramente, cierra la película mexicana Amores perros, escrita por Guillermo Arriaga. Y ese es, a su vez, el sentimiento que sobrevuela Ibaiertzeko ipuina (Elkar, 2020), la primera novela breve —o relato extenso— de la escritora Oihane Amantegi (Amorebieta-Etxano, 1985), sorprendente y gozoso trabajo que desprende una gran personalidad.
Amantegi sitúa a orillas del río Ochlockonee, en el sudeste de Estados Unidos, y en un tiempo histórico indeterminado, una historia sobre la ausencia y el duelo, salpicada a lo largo de sus casi 100 páginas de toques oníricos, reflexiones de una niña, música, mitología y la presencia de la naturaleza. Y lo hace con un estilo directo, afilado, fresco y evocador.
Hemos hablado con la escritora vizcaína.
¿Qué te impulsó a escribir Ibaiertzeko ipuina? ¿Cuál es su origen?
Más que un impulso, era una especie de sensación cercana a la pérdida, que no tenía identificada del todo; estaba compuesta de ausencia y dolor. Esas sensaciones fueron las que generaron que la muerte y el duelo se convirtieran en temas centrales, y ahí comencé a plantear formalmente el libro.
A la hora de llevar el texto al papel, ¿qué necesitaba la historia para llegar a ser lo que tenías en mente?
Creo que la voz de la niña era lo que me exigía una mayor atención de cara a lograr lo que quería; introducir el duelo en la voz de la niña de una manera adecuada. El libro necesitaba los juegos de la niña, inocencia, aventura y una manera concreta de mirar.
¿Y qué podía romper el relato? ¿Qué has tratado de evitar?
Una vez que me di cuenta de que esa era la voz que quería desarrollar en el libro, puse en ello el mayor de mis esfuerzos; sabía que tenía que andar con cuidado para aprovechar las posibilidades que me daba esa primera persona narrativa para subrayar la mirada de la niña y, además, contar otras cosas.

En las escasas cien páginas del libro están muy bien equilibrados una parte más onírica, la mirada infantil, la música, la mitología y temas eternos como la muerte y la ausencia. ¿Ha habido, como parece, una parte importante de desescritura para lograr esa sencillez?
Sí, ese equilibrio me ha exigido un cuidado extraordinario. Tenía claro que quería contar la muerte desde el punto de vista de la niña, ahí tenía un enfoque concreto; luego, la música, la mitología y la ciencia me han ayudado a moldear el relato, a añadir otras “voces”, pero siempre respetando el punto de vista de la niña. Sí que ha habido una gran parte de quitar, tanto mientras escribía y revisaba como a la hora de pulir el texto final; quería mostrar esos pocos elementos desde la sencillez.
La canción “Tupelo honey”, algo tan difícil de llevar al papel como la música, cobra mucha importancia en la historia. ¿Qué relación existen entre la historia y esta canción?
La historia ha surgido, de alguna manera, a partir de la canción. Durante los primeros ejercicios de creación, ponía la canción muy a menudo, y he de decir que fue a partir de esa canción y las sensaciones que me provocaba donde comenzaron a brotar los elementos que han configurado el relato; y sí, abarca mucho espacio en el texto, porque también le he dado mucho espacio durante el proceso.
Ya han pasado unos meses desde que se publicara el libro. ¿Qué respuesta has recibido de los lectores?
Me ha llegado, en general, una respuesta muy agradable; me han agradecido el punto de vista de la niña, y me han agradecido haber acercado el duelo y la muerte desde la dulzura.
¿Tienes intención de seguir escribiendo ficción? ¿Tienes ya algo entre manos?
Sí, en mi cabeza siempre se está cocinando algo; tengo un nuevo proyecto entre manos, pero poco puedo avanzar, por el momento.
Tu libro estará disponible entre la cosecha de este año durante esta extraña Feria de Durango. ¿Qué libros o discos te han llamado la atención últimamente? ¿Qué has fichado para comprar en la Azoka?
Están muy cerca de mi cesta de la compra Zerua gainbehera dator de Lorenza Mazzetti, Kafe aleak de Leire López e Ibon Rodríguez, Abesti bat gutxiago de Lou Topet y Harkaitz Cano y Azaletik ezabatu baino lehen de Marlik. Seguro que entran algunos más.
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