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Desciende la exclusión social en Euskadi, pero crece la población que vive “en la cuerda floja”

El último informe de la Fundación Foessa (Caritas) ha constatado que Euskadi ha reducido la exclusión social hasta el 11,8 %. Sin embargo, ha aumentado de forma notable el segmento de población en integración precaria, que alcanza ya el 34,7 %, y se ha reducido el porcentaje de hogares con una integración plena.
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Comedor social de Cáritas. Foto: EITB

Euskadi ha logrado disminuir el número total de personas en exclusión social, que se sitúa en el 11,8 % (259.000 personas), según el cuarto informe sobre cohesión social elaborado por la Fundación Foessa y presentado este miércoles en Vitoria. En la oleada anterior, en 2020, el estudio cifró en 360.000 las personas afectadas por esta situación.

Del total actual, 84.000 personas padecen la forma más severa de exclusión (3,8 % de la población), mientras que el 7,9 % sufre exclusión moderada.

En paralelo, el informe ha detectado un descenso continuado de quienes disfrutan de una integración plena, que ha pasado del 59,1 % en 2018 y del 57,7 % en 2020 al 53,5 % en 2024. Aunque la tasa global de exclusión se ha reducido, la fundación advierte de que “hay menos personas totalmente fuera, pero muchas más dentro que viven hoy en la cuerda floja”.

Entre los factores que explican esta ampliación de la integración precaria, Foessa destaca la vivienda, que constituye la principal causa de exclusión. El 17 % de la población sufre algún problema en este ámbito. Desde 2018, los precios de compraventa han subido cerca del 20 % y los alquileres un 16 %. Aunque solo el 17 % de la población vive de alquiler, la cifra asciende al 52 % entre quienes están en riesgo de pobreza. Además, el 13 % de los hogares (122.000) cae por debajo del umbral de pobreza severa una vez pagada la vivienda y los suministros.

El informe indica que la recuperación del empleo (un 7 % más de personas ocupadas desde 2018) no ha eliminado la precariedad, ya que el 8 % de los trabajadores sufre parcialidad involuntaria y el 6 % afronta inestabilidad laboral grave. En total, el 11 % de los hogares presenta rasgos de exclusión vinculados al mercado laboral.

En otros ámbitos, el 9 % de los hogares tiene problemas de exclusión relacionados con la salud, debido a dificultades para costear medicinas o tratamientos, y el 13 % declara haber pasado hambre en los últimos diez años.

Foessa identifica perfiles especialmente afectados. Las tasas de exclusión entre la población extranjera alcanzan el 41 %, cinco veces más que entre quienes tienen nacionalidad española. La exclusión entre menores de 18 años llega al 20 %, frente al 5,5 % de los mayores de 65, y los hogares con menores representan el 65 % del total de la población excluida. Además, la exclusión afecta al 15 % de los hogares encabezados por mujeres, frente al 10 % en los que lo hace un hombre.

El informe señala que Euskadi mantiene mejores niveles de integración que la media española, en parte gracias a las prestaciones del Ingreso Mínimo Vital y la Renta de Garantía de Ingresos. No obstante, concluye que el territorio padece un “modelo social debilitado” que genera desigualdad, precariedad y fractura. 

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