Amorante: "Los pequeños detalles son muy importantes para mí"
Trompetas, armonías vocales, ritmos programadas, detalles de guitarra inquietantes, pianos, sintetizadores, elegantes líneas de contrabajo, atmósferas… El músico Iban Urizar (Elgoibar, 1975) mezcla y empasta en “Bat edo hiru”, tercer disco de Amorante, un sinfín de elementos repartidos en siete nuevas muestras de su absolutamente personal sonido, con reminiscencias clásicas y proyección contemporánea e innovadora.
Todo cabe en los veintitrés minutos y medio del tercer (o quizás “primer”, con eso juega el artista en el título) y adictivo trabajo de este proyecto creado hace seis años por Ibon Urizar: épica (esos acordes de piano y el sonido del cencerro en “Condor”, un inicio de disco perfecto), la perturbadora guitarra de Joseba Irazoki en esa misma pieza, jazz (la preciosa canción de piano y trompeta “John Cazale”), retazos de pop onírico (“Hezurgabeak”), letras oscuras y estremecedoras (“Behin batian”, la colaboración de Uxue Alberdi en “Juliana”), la elegante y templada producción de Aitor Etxebarria…
Hemos hablado con Urizar para saber más sobre “Bat edo hiru”, un disco elegante y sensible, sencillo y profundo.
Tu nuevo disco se titula “Bat edo hiru”. ¿Por qué?
Es fácil de explicar. Muchas veces me han preguntado si iba a sacar mi primer disco, y sí, este puede ser mi primer disco, pero ya tenía publicadas dos referencias anteriormente.
He publicado un EP digital, que en formato físico tenía una presentación muy bonita con origami y papel vegetal, y un vinilo de siete pulgadas, y ahora Forbidden Colours ha editado este tercer trabajo, en vinilo.
Por tanto, “Bat edo hiru” solo está disponible en vinilo y digital, no está en formato CD.
No, no hay CD. No acostumbro a comprar y consumir CD, si no es para ayudar a grupos que me gusten. No suelo escuchar CD.
Cuando es un disco digital, lo escucho en streaming, y si no, en formato físico, en vinilo. Por eso lo hemos publicado solo en vinilo y digital.
Foto: Juxe Areta Goñi.
En “Bat edo hiru” encontramos siete canciones. ¿Se trata de canciones preparadas específicamente para el disco o es una recopilación natural de tus últimas composiciones?
Es más lo segundo. Llegué al estudio con el material que tenía entre manos, y, para cuando me di cuenta, ya tenía siete canciones que giraban en torno a un mismo tema. Así que me ha quedado un trabajo unificado y coherente, como si hubiera estado pensado desde antes.
Muchas canciones rezuman oscuridad. Se podría pensar que el disco está compuesto durante la pandemia, pero lo cierto es que es anterior.
Sí, la tendencia hacia la oscuridad y el tempo lento podrían indicar eso, pero no, está grabado en diciembre de 2019.
Una vez llegó la pandemia, ¿tuviste dudas sobre retrasar la publicación?
Al principio, pensábamos publicarlo antes de verano, sobre Semana Santa, más o menos. Luego, con la pandemia, vimos que no era el momento adecuado, y, además, en la fábrica se alargaron los tiempos.
Entonces, decidimos publicarlo después de verano.
¿Solo has grabado las siete canciones que contiene o has dejado material fuera?
Siempre se quedan cosas fuera. Ten en cuenta, además, que yo compongo las canciones pensando en el directo, no en un disco. Trabajo al revés de lo que suele ser habitual.
De alguna manera, la industria te obliga a tener música en un formato físico, pero mi reto suele ser cómo llevar al estudio aquello que está creado para ser presentado en directo. Eso sí, una vez que llego al estudio, me permito una libertad absoluta. Me da igual que luego no pueda llevar esos arreglos al directo.
Por tanto, diferencias muy bien entre las vesiones para el directo y para el disco
Sí, absolutamente. Son dos formatos diferentes, así es como lo entiendo y no tengo ninguna comida de cabeza por eso. Y si hay alguna canción que no puedo llevar al directo, como pasará con dos o tres de este disco, no tengo ningún problema por ello.
Amorante nació como un proyecto para los directos, e intento mantenerlo así.
Como hemos comentado, has escrito letras y melodías (“Frank”, “Behin batian”) muy oscuras, sobre las que sobrevuela generalmente la idea de la muerte. ¿Qué te impulsa a escribir?
Es en el escenario donde me encuentro vivo. Soy feliz cantando, aunque cante sobre cosas con un imaginario triste. En lo que respecta al disco, la presencia de la muerte puede verse como una casualidad o, simplemente, pensar en que la muerte corresponde con la temática que manejo.
Durante los últimos años, la muerte ha estado presente en mi vida: hace un año y medio que se fue mi padre, y mi tío Jose Mari, autor de la letra de alguna de mis canciones, falleció hace dos años y pico. Y eso marca.
Podría ser casualidad, pero las cosas nunca suceden por casualidad.
A la única canción instrumental le has puesto el nombre del actor John Cazale. ¿A qué se debe?
Lo de ese hombre es una pasada. Hizo solo cinco películas, pero todas ellas increíbles: “El padrino”, “Tarde de perros”, “El cazador”…
Además, tiene una historia muy interesante; fue marido de Maryl Streep y gozaba de un gran reconocimiento. Estando ya enfermo de cáncer, le llamaron para hacer “El cazador”, pero la empresa aseguradora se negaba a cubrir la película si él trabajaba, por lo que Robert De Niro se hizo cargo de todo para que Cazale pudiera trabajar. Rodó la película y murió poco después.
La canción surgió en el estudio. Yo tenía otra idea para una canción instrumental, pero no acabó de funcionar. Comencé a improvisar una línea de piano, y me gustó lo que había quedado. Añadí una trompeta y algunos pequeños arreglos electrónicos, y quedó una pieza muy bonita.
Foto: Juxe Areta Goñi.
¿Cómo compones? ¿Qué instrumento sueles tener a mano para crear?
Ensayo unas tres veces por semana para los directos, y tengo todo montado como en el escenario. Comienzo a probar cosas como si estuviera en un concierto, con el harmonium o con lo que sea.
Como creo para el directo, utilizo los instrumentos que llevo en los conciertos.
Eso sí, siempre parto de la letra. He trabajado al revés en otros proyectos, intentando crear las letras a partir de la melodía, y creo que suele notarse en el resultado final.
Cuando componemos partiendo de una fonética anglosajona, en “guachugüey” inventado, cuesta encajar palabras en euskera, y se nota. Por eso, desde el comienzo arranco desde la letra, y sigo con ese método.
Eso te facilita las cosas, supongo, para pedir letras a otros creadores, como es el caso de Uxue Alberdi, a la que no pondrías ninguna restricción para que creara “Juliana”.
Eso es. En este caso, leí Esclavos y traficantes, de Jose Antonio Azpiazu, que cuenta como los vascos éramos esclavistas, y comerciábamos con personas.
Uno de esos episodios sucedió en la plaza de la Trinidad, en San Sebastián, en el siglo XVII. Hablé con Uxue sobre ese episodio, y me hizo una preciosa letra desde la voz de una mujer esclava.
Has vestido esa letra con mucha sencillez, con solo una guitarra
Sí, es la canción más desnuda, en comparación con el resto. Me parecía lo opción más razonable. Escuchaba y aún escucho miles de arreglos posibles, vientos, coros… Pero cuando recibí la letra, utilicé solo la guitarra y la voz, y así se ha quedado.
Creo, además, que gana por el contraste.
¿Cuándo das por terminada una canción? Ya que compones pensando en el directo, ¿te das más libertad a la hora de dar por cerrada una versión definitiva?
Sí, puede que sí. No tengo una idea definida sobre eso.
Es cierto que grabar me da bastantes dolores de cabeza, tanto mentales como económicos, pero, aparte de eso, muchas veces ocurre que lo que hoy te parece maravilloso al día siguiente te parece una mierda. Eso es así.
Así que, en lo que respecta a los arreglos, los decido en el momento de grabar. Si funcionan en el momento, adelante. Soy bastante intuitivo en ese sentido.
Foto: Juxe Areta Goñi
Además de jugar con las dinámicas, en tus canciones también son muy importantes las atmósferas, la profundidad de sonidos, cosa no tan usual para oyentes más habituados al rock o al pop. ¿Crees que se debe a tu formación clásica o la música que escuchas?
Creo que es una mezcla de todo. Al final, ten en cuenta que comencé a tocar la trompeta a los ocho años, y desde esa formación clásica he tocado de todo: quinteto de metal, bodas, orquestas, óperas, toco en la banda municipal desde los 12 años…
Si a todo eso le sumas que escucho mucha música muy diferente, es inevitable. Me encantan los arreglos, las capas, las atmósferas… Soy un gran seguidor de la música experimental, he hecho improvisación libre…
No soy un cantante rock. Hice un intento en su día con un grupo de folk-rock en el que cantábamos en inglés, y me sentía fuera de lugar. Además, creo que ya no existen fronteras entre la música académica y la popular. Puedes escuchar una pieza de Paganini en la calle o ver a músicos de la Sinfónica de Londres tocando en el metro.
Solo como oyente, más allá de la mediatización de la imagen del músico, todo está abierto.
El disco ha sido editado por la discográfica Forbidden Colours, de Aitor Etxebarria. ¿Qué has encontrado en ellos?
Al final, se ha tratado de una decisión lógica. Antes de pensar si lo iba a sacar con Forbidden Colours, sabía que quería trabajar con Aitor, y una vez que estábamos trabajando, se mostraron dispuestos a editarlo. Me gustó su propuesta, y todo ha sido muy fácil.
Visto el resultado, estoy muy contento de cómo ha quedado el vinilo. Es simple, y encaja perfectamente con el contenido. Lo han diseñado Ander Sánchez y María Sáez, de La Caja de Tipos, y han hecho un gran trabajo.
Estoy muy contento con la aportación de todos los que han participado en el disco, en que también han tocado Joseba Irazoki y Mariano Hurtado. Es un disco muy minimalista en cuanto a sus elementos, pero todos los pequeños detalles son muy importantes para mí. Estoy supercontento.
¿Qué planes tienes ahora para presentarlo?
Con todo lo que estamos viviendo, el futuro no está demasiado claro, pero yo sí que tengo algunos conciertos.
A lo mejor por el formato o por las características de mi música, entra con mayor facilidad un recital que se puede ver sentado. Además, soy una sola persona sobre el escenario, y parece que eso facilita las cosas a los programadores.
AMORANTE EN DIRECTO
22 de octubre. Arrasate (Kooltur ekintzak)
23 de octubre. Iruñea (Katakrak) APLAZADO AL 8 DE ENERO
30 de octubre. Elgoibar (Herriko Antzokia)
31 de octubre. Vitoria (Jimmy Jazz)
6 de noviembre. Azpeitia (San Agustin)
8 de noviembre. Aretxabaleta (Arkupe)
16 de noviembre. Alacant (Las Cigarreras)
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