Arranz: 'La oportunidad de realizar un proyecto como estos no se da todos los días'

Tras recibir la beca Marie Sklodowska-Curie, Amaia Arranz no para y continúa con su labor de docente e investigadora de las interrelaciones de las poblaciones humanas antiguas con el mundo vegetal. La tolosana afirma que la oportunidad de desarrollar un proyecto como la investigación del pan más antiguo del mundo "no se da todos los días".

Este proyecto le permitirá responder a importantes cuestiones sobre el hallazgo en Jordania de restos carbonizados de un pan cocido por cazadores-recolectores antes de la invención de la agricultura.

Además, le dará la oportunidad de desarrollar su formación como investigadora. "Aprenderé a realizar métodos y análisis nuevos, tendré que gestionar la ayuda para la investigación y ampliar mi capacidad para dirigir grupos de trabajo; ¡no tengo una tarea fácil por delante!", asegura en una entrevista a eitb.eus.

En 2015 se trasladó a Dinamarca para impartir clases en el departamento de Estudios Transculturales y Regionales de la Universidad de Copenhague. "Conseguir un puesto de trabajo en la universidad es difícil, por desgracia, hay pocas oportunidades. Ser mujer y joven no ayuda mucho, y diría que faltan políticas de transparencia", afirma la investigadora.

"Es difícil trabajar de lo que te gusta en mi campo, nuestras investigaciones dependen de los proyectos que logremos. Si consigues una subvención para tu proyecto tendrás trabajo y sueldo", confiesa.

Gracias a la beca Marie Sklodowska-Curie podrá dedicarse durante dos años al estudio de la alimentación en las épocas prehistóricas. "Estudiaré qué tipo de componentes utilizaban, qué técnicas seguían para conseguir la transformación comestible de las plantas (molienda, fermentación, secado, cocción...) y con ello qué alimentos elaboraban. Todos esos datos me servirán para contrastar diferentes tesis", afirma.

Los trabajos de campo los realizará en los yacimientos de Oriente Próximo, pero uno de los puntos más importantes del proyecto será la experimentación, porque, según Arranz, "la intención es poder trabajar en breve con esos materiales en Euskal Herria porque aquí tenemos mucho potencial".

Amaia Arranz en Jorndania. Foto: Amaia Arranz

Tendrán que reproducir alimentos de la prehistoria y para ello, trabajará con instituciones vascas como Basque Culinary Center o el Mugaritz.

Otro de los objetivos de Arranz será confirmar o descartar las conjeturas logradas hasta el momento. "Creíamos que el pan se originó junto a la agricultura. La miel, los lácteos, el aceite... entre otros muchos alimentos los relacionamos con el Neolítico, pero estoy convencida de que los cazadores-recolectores ya los utilizaban. Ahora habrá que demostrar que eso era así", asegura.

Además, a la investigadora le gustaría saber por qué solo algunos cereales como el trigo, cebada, lenteja, guisante o garbanzos llegaron y prevalecieron en Europa durante la época del Neolítico. En este sentido Arranz explica que hasta ahora se ha utilizado la perspectiva económica (producción, componente nutritivos, etc) para explicar esa cuestión. "Yo desarrollaré la teoría gastronómica: qué tipo de alimentos hacían con esos vegetales y qué importancia tenían esas plantas para sus sociedades, si eran alimentos básicos o por el contrario eran condimentos de lujo", explica.

Todo ello es muestra de un trabajo tenaz de investigación y perseverancia porque "en ocasiones consigues una beca de investigación para 2-5 años pero siempre hay interrupciones. A pesar de realizar un trabajo excepcional vivimos de manera inestable, esa inseguridad es tan agotadora que por desgracia obliga a muchos a dejar el trabajo de investigación", concluye.